11/24/2008

Hibridismo Cultural

Hace ya casi dos décadas desde que el libro de García Canclini, "Culturas Híbridas" (1990) fue publicado. 
De acuerdo a Canclini, en los ochenta Latinoamérica tuvo como proyecto zambullirse en la modernidad, lo cual fracasó en las diferentes esferas, tanto económica, social, política, cultural, etc. En ese entonces también, los académicos afirmaban que las fuerzas globalizantes se habían desatado, en un proceso irrefrenable y dificilmente regulable. El mundo iba en un serio trastorno homogeneizante, cultura, etnicidad, lengua, y otros iban a hibridizarse.
Una de las principales consecuencias sería que las líneas fronterizas, aquellas que limitaban los flujos financieros, culturales, migratorios, etc., iban a extinguirse. Sin embargo, hoy en día podemos observar que eso no sucedió. Por el contrario, las leyes migratorias no sólo se han endurecido en la mayoría de países, y la seguridad en las fronteras se ha incrementado. Estas además, incluyen medidas tan drásticas como el levantamiento de muros kilométricos, que no sólo evita el paso de inmigrantes, sino también destruye los nichos ecológicos por donde pasa.
A pesar de que no todas las predicciones de las teorías sobre globalización se tornaron realidad, algunas de ellas las podemos visualizar sin mucho esfuerzo. Como es la hibridización del Mundo.
Si bien es cierto lo híbrido, es la fusión y mezcla de culturas, que en algunos casos trascienden fronteras, como el ritmo de la salsa y la bachata en la música; la adopción de los formatos transnacionales en las comunicaciones tipo reality shows, nube luz, bailando por un sueño, gran hermano, entre otros.
En otros casos, son las culturas locales que se sirven del hibridismo para mantener su vigencia, y las que se encargan de crear nuevas formas culturales dentro de la modernidad. Ejemplos claros nos lo da, la cocina novoandina, que no es sino el rescate de lo tradicional y la hibridación de la ingredientes selváticos, andinos y costeños. Otros ejemplos claros los podemos encontrar en las formas de expresión tanto culturales como populares, los medios de comunicación, la música, etc.
La música en este contexto merece un párrafo especial, pues nunca antes la música vernacular había tenido tanta acogida como lo tiene hoy en día. Cada vez con más frecuencia, grupos musicales populares en conjunción con grupos que guardan un perfil más sofisticado se fusionan, tipo Bareto. Tampoco es sorpresa que estos grupos trasciendan los estratos sociales y pongan a bailar y saltar a pintorescos personajes en el cerro San Cosme, mientras la clase pudiente de Lima tararea, baila y jaranea su pegajoso ritmo. Aquello no es sino la confirmación de que aquel hibridismo del que nos hablaba Canclini, tiene vigencia y larga vida.
Uno de los aspectos de mayor connotación dentro de este cambiante escenario es aquella fusión de ritmos modernos con ritmos que aparentemente habían quedado sepultados en el olvido. Y aquí nace la pregunta, ?Qué motiva a los jóvenes a la revisión de temas antiguos como "Juaneco y su combo", "los mirlos", "Chacalón", etc.? Que por cierto, han desencadenado estruendoso éxito en todas las esferas sociales. Será acaso una especie de nostalgia por el pasado lo que motiva a recrear añejos ritmos y raíces. Sin embargo, ?cómo se puede hablar de nostalgia por el pasado entre jóvenes que nunca vivieron esa época?. Aún esta interrogante y otras merecen un mayor análisis.
Mientras tanto, los peruanos tienen en esta ocasión, la oportunidad de desprenderse de algunos traumas históricos y crear una identidad comunitaria que les permita seguir creciendo de manera solidaria.

11/15/2008

La imaginación en forma de paloma

Siempre he tenido la sensación de que cuando se quiere expresar contenidos abstractos, ya sean ellos sentimientos, emociones, o pareceres, las palabras incluidas en el diccionario nunca son suficientes. Sin embargo, cuando uno expresa una pasión sincera, las palabras son las que menos importan y son las expresiones silentes, los gestos audaces, las miradas apasionadas las que vehiculan aquella compleja información en el lenguaje más depurado que pueda existir.
Por ello este post no es sino un intento que nace ya fallido, al tratar de expresar mi sentir por mi compañera, mi amiga, mi cómplice, mi esposa.
Mi papá aún suele decir que una buena esposa es fundamental para el éxito de cualquier familia, y yo no podría estar más de acuerdo.
En mi caso, mi esposa no sólo es la timonel que cuida que nuestra pequeña embarcación no zozobre y vague a la deriva, es también el motor, el mástil, la coraza, etc. y yo, quizás con mis aportes en esta jerarquía, no llegue ni a grumete.
No conozco a nadie que tenga los determinación que tiene mi esposa, la valentía, la capacidad y la inteligencia de hacer posible incluso, los sueños inalcanzables.
Yo no puedo decir que soy su socio en aquellas aventuras que a simple vista parecen disparatadas, tal vez sólo podría decir que soy aquel individuo que sucumbe en la seducción de aquella ninfa que promete el cielo y lo único que pide es compañía.
Lo que me deja cada vez más perplejo es que en cada promesa, cada ofrecimiento y cada sueño, ella es capaz de conducirnos por aquellos mares bravíos con la habilidad y destreza de una experta, siendo ella, sólo una persona que confía en su corazón.
Quizás yo no tenga el genio de comunicar lo que mi alma me dicta, y aunque podría citar las más fantásticas y estilizadas frases de renombrados escritores románticos, eximios en el arte de construir frases valentinianas, concebidas para derretir a cualquier mortal como a un chocolate bajo el sol, sigo pensando que aún ellas no serían suficientes. Y seguiré pensando que es el lenguaje de los sentimientos, para lo cual no hay palabras suficientes, lo que más dice.
Mi anhelo es que mi esposa y yo sigamos interpretando nuestros silencios en aquel lenguaje eterno, tan bien como hasta ahora.Como siempre seguiré confiando en su imaginación, que tiene alas propias y no respeta fronteras. Y seguiré pensando que la mejor parte de mi, es ella.


11/10/2008

Seiji Kun

La fotografía es un nuevo pasatiempo del que estamos disfrutando en companía de uno de nuestros mejores amigos. Seiji, soltero, ingeniero de profesión, trabaja en la empresa Canon y es uno de los encargados de diseñar y desarrollar los nuevos proyectos sobre lentes para cámaras profesionales. La particularidad de Seiji es que siempre anda armado de su cámara canon de 8,500 cocos que hábilmente desenfunda cuando presiente que la foto de su vida será la siguiente. Su pasión es la fotografía y su sueño es poder vivir en Ecuador, fotografiando la naturaleza al lado de su amada Soledad, una ecuatoriana buena moza que lo dejó cautivado en uno de sus viajes al Cotopaxi. Desea vivir austeramente y mantener a la familia fotografiando bodas. Mientrás ello ocurra, nosotros seguimos disfrutando de Seiji, la naturaleza y nuestra nueva afición.


Los resultados

La cigüeña jubilada

La tasa de natalidad en Japón se contrae cada vez más y entra a niveles preocupantes. Se estima que en los próximos 50 años, Japón habrá perdido un gran porcentaje de su población. Este fenómeno responde a la baja natalidad y al bajo porcentaje migratorio. Lo cual ocasionará conflictos económicos y sociales en un futuro no muy lejano.
Los efectos del declive poblacional son mejor apreciados en las ciudades pequeñas. Las cuales tienen un contraste muy grande con las ciudades cosmopolitas, abarrotadas de gente, donde las muchedumbres se abalanzan por las mañanas a oficinas, escuelas, etc., mientras en los pueblos pequeños en el interior del país, cada día se les va la alegría, pues diariamente las grandes ciudades absorben a cientos de jóvenes, dejándolas, exhaustas, quizás desahuciadas. Además, muchas de las parejas japonesas han decidido nunca tener niños, así, evitarse el esfuerzo y gasto de crianza y educación, prefiriendo viajar por el mundo, disfrutar de su mutua compañía, y envejecer sin contratiempos.
En lo particular me parece inconcebible y egoísta que una pareja descarte la posibilidad de tener descendencia, lo cual es muy frecuente en Japón, tal vez porque casi todas las familias que conozco están conformadas por al menos cuatro o cinco miembros. Mi propia familia pertenece a esos grandes clanes en donde los familiares en las fiestas cumpleañeras, matrimonios, reuniones familiares, etc., conforman la mayoría. Si bien es cierto las familias grandes están cargadas de problemas y un sin número de contratiempos. Lo cierto es que también son fuente de riqueza espiritual, solidaridad, alegrías y penas compartidas, etc.
Siempre me pareció interesante ver que las familias numerosas eran verdaderamente el reflejo de la sociedad. Los hermanos y hermanas, casi siempre tomando bandos, formando subgrupos o facciones que los fortalecen o simplemente se unen porque solos los harían papilla. Juntándose estratégicamente para recibir un mejor trato, un mejor estatus en la familia o nuevamente, para no ser pisoteados por los mayores, que son los que al final tienen más fuerza y terminan por acabar cualquier expectativa de un certero cocacho. Casi siempre en las disputas fraternales, la voluntad del más fuerte se impone.
Felizmente, yo pude apreciar todo esto desde un ventanal muy cómodo, viendo aquellas batallas épicas entre mis primos, que se disputaban naderías como si fueran símbolos de poder y jerarquía. Algunas veces no habían razones aparentes de por medio, pero cuando saltaba alguna gresca, poco importaban los argumentos para arremeter contra el contrincante de turno. Aquellas disputas sólo eran calmadas con los benditos poderes de un San Martín de cinco puntas que se colgaba en la pared de la recámara principal de la familia. Al grito de "cuidado que trae el chicote" todos salían disparados, tratando de escapar de la ráfaga de latigazos que repartía indiscriminadamente, en el mejor de los casos, el jefe de familia que con san martín en mano y unos pocos gritos calmaba las cosas y en el peor de los casos la jefa de la casa que con los ojos obnubilados por la inconducta de su prole, dejaba de lado todo su amor maternal y se convertía en el policía rompe-manifestaciones que ansiaba dejar unos cuantos ramalazos en las aún tiernas nalgas. No escabapa nadie de aquellas inolvidables palizas, e incluso los espectadores accidentales de aquellos sucesos, que sin ser culpables, recibíamos nuestras cuotas de chicotazos tan sólo por haber estado mal parados en el lugar equivocado. Al final, cuando todos estaban a buen recaudo y nuevamente reunidos, las causas que habían originado las disputas, estaban olvidadas y entre todos los hermanos, más sólidos que nunca, arremetían contra el primo o prima de turno que había recibido aquellos accidentales chicotazos y nos convertían en blanco de las burlas, bromas y demás ocurrencias.
Quizás los tiempos de familias numerosas, quedarán como un recuerdo en el futuro, y los historiadores del siguiente siglo, observarán extrañados las enrevesadas y caprichosas formas de convivencia familiar. Quizás mi nieto o nieta, hijo de mi único hijo o hija jamás puedan imaginar como fueron aquellos tiempos de familias enormes llenas de alegría que quedarán en la nostalgia, y quizás yo nunca termine de entender al Japón de hoy que al no tomar conciencia y renovar su población se hace un lento y certero harakiri.