12/11/2008

Utsunomiya

Utsunomiya es la capital de la prefectura de Tochigi, de unos 500,000 habitantes, ubicada a unos 120 kilómetros al norte de la ciudad de Tokyo. La ciudad es famosa en Japón por ser capital de la "gyosa", una especie de empanadilla de verduras muy agradable, además de ser el paso obligado a uno de los paisajes más hermosos de Japón, Nikko. Utsunomiya es la ciudad en la que hemos vivido desde el 2004, y la universidad de Utsunomiya el lugar que nos abrió las puertas en Japón para desarrollar actividades de investigación.
Debido a que nuestro vínculo con la universidad de Utsunomiya se terminó en abril de este año y tenemos que continuar nuestra vida académica en la universidad de Tokyo, llegó la hora de partir. Después de casi cinco años de haber llegado a Japón nos mudaremos a Tokyo desde enero, a ese monstruo de cemento, que esperemos nos reciba con los brazos abiertos. Felizmente, la zona donde nos mudaremos es muy simpática, y eso nos entusiasma.
Mientras eso suceda, aún seguimos disfrutando de la ciudad, la universidad y los amigos en Utsunomiya que han impregnado nuestras vidas de enseñanzas, amistad y buenos recuerdos.
Aquí unas fotos de último festival de aniversario de la universidad de Utsunomiya.








12/02/2008

Inmigrante, Quién yo?

La primera vez que tuve real conciencia de lo que era hacer un viaje a gran escala, no fue una experiencia personal, tampoco lo vi en las películas ni en el cine. Fue aproximadamente a los siete u ocho, cuando don Pablito, un entrañable amigo de la familia, emprendía un largo viaje, a un lugar al que hasta ese entonces, no había tenido idea que existía. Para ello, se hicieron grandes preparativos, aderezados con no pocos comentarios que iban y venían en relación al viaje. Don Pablito se iba a Nueva York a visitar a la familia, y aunque al principio Nueva York me sonaba a un lugar irreal y vacío, poco a poco, aquel lugar distante y desconocido, paradójicamente fue tomando forma y tornándose más palpable con la ayuda de mi imaginación.
Días previos a su viaje, le pregunté a don Pablito como era Nueva York, tratando de no sonar tan complicado y en tono paternal me respondió: Nueva York es un lugar muy distante, donde hay mucha gente y mucha nieve. Sin quererlo, don Pablito había insertado en mi mente, el combustible para pensar en lugares distantes, con geografías y climas que nunca había vivido y conocido, y con una gran cantidad de individuos de características variadas.
Durante su estadía en Nueva York, don Pablito mantuvo una comunicación epistolar con la familia, en la que nos contaba su estadía y sus añoranzas por el Perú. Aparentemente, el viaje de don Pablito fue de los tantos viajes de peregrinación que se han dado en la historia, pero para mi, aquel viaje no sólo me hizo tomar conciencia de las distancias y del flujo de personas entre las fronteras, también hizo que de alguna forma, la modernidad se filtrará en nuestras vidas, pues hubo también un intercambio de mensajes de audio, grabados en unos cassettes, que hicieron que la comunicación cobrará una condición mucho más viva, real y cercana. Y cuando tuve oportunidad de grabar mi voz, puntualmente le pedí a don Pablito que me trajera "nieve".
Un mes después, llegó un sobre con unas cartas anunciando que don Pablito regresaba, pero también había un cassette, y en uno de los mensajes se dirigía a mi, en él, me anunciaba la manera singular de como me traería la nieve, "te la voy a llevar, pero en la cabeza", reí de contento al escuchar la voz de don Pablito. Por supuesto, la nieve nunca llegó, pero la chispa que había encendido no se extinguió, pues seguí pensando en aquel viaje de antología que quizás algún día yo iba a realizar.
Es cierto que en ese tiempo mi razonamiento de infante, no me permitió deducir toda la arquitectura que se fue formando a raíz de esta experiencia, pero también es cierto que así como yo, hoy en día, sin siquiera saberlo, la imaginación de cientos de miles de personas en el mundo es activada por las imágenes de la inmigración, pues todos tenemos al menos un familiar, un amigo, un vecino, un conocido, que es inmigrante, y que nos conlleva a pensar e imaginar viviendo en otros territorios, viviendo otras vidas y quizás con un desenlace distinto en la novela aún no escrita de nuestras vidas.

11/24/2008

Hibridismo Cultural

Hace ya casi dos décadas desde que el libro de García Canclini, "Culturas Híbridas" (1990) fue publicado. 
De acuerdo a Canclini, en los ochenta Latinoamérica tuvo como proyecto zambullirse en la modernidad, lo cual fracasó en las diferentes esferas, tanto económica, social, política, cultural, etc. En ese entonces también, los académicos afirmaban que las fuerzas globalizantes se habían desatado, en un proceso irrefrenable y dificilmente regulable. El mundo iba en un serio trastorno homogeneizante, cultura, etnicidad, lengua, y otros iban a hibridizarse.
Una de las principales consecuencias sería que las líneas fronterizas, aquellas que limitaban los flujos financieros, culturales, migratorios, etc., iban a extinguirse. Sin embargo, hoy en día podemos observar que eso no sucedió. Por el contrario, las leyes migratorias no sólo se han endurecido en la mayoría de países, y la seguridad en las fronteras se ha incrementado. Estas además, incluyen medidas tan drásticas como el levantamiento de muros kilométricos, que no sólo evita el paso de inmigrantes, sino también destruye los nichos ecológicos por donde pasa.
A pesar de que no todas las predicciones de las teorías sobre globalización se tornaron realidad, algunas de ellas las podemos visualizar sin mucho esfuerzo. Como es la hibridización del Mundo.
Si bien es cierto lo híbrido, es la fusión y mezcla de culturas, que en algunos casos trascienden fronteras, como el ritmo de la salsa y la bachata en la música; la adopción de los formatos transnacionales en las comunicaciones tipo reality shows, nube luz, bailando por un sueño, gran hermano, entre otros.
En otros casos, son las culturas locales que se sirven del hibridismo para mantener su vigencia, y las que se encargan de crear nuevas formas culturales dentro de la modernidad. Ejemplos claros nos lo da, la cocina novoandina, que no es sino el rescate de lo tradicional y la hibridación de la ingredientes selváticos, andinos y costeños. Otros ejemplos claros los podemos encontrar en las formas de expresión tanto culturales como populares, los medios de comunicación, la música, etc.
La música en este contexto merece un párrafo especial, pues nunca antes la música vernacular había tenido tanta acogida como lo tiene hoy en día. Cada vez con más frecuencia, grupos musicales populares en conjunción con grupos que guardan un perfil más sofisticado se fusionan, tipo Bareto. Tampoco es sorpresa que estos grupos trasciendan los estratos sociales y pongan a bailar y saltar a pintorescos personajes en el cerro San Cosme, mientras la clase pudiente de Lima tararea, baila y jaranea su pegajoso ritmo. Aquello no es sino la confirmación de que aquel hibridismo del que nos hablaba Canclini, tiene vigencia y larga vida.
Uno de los aspectos de mayor connotación dentro de este cambiante escenario es aquella fusión de ritmos modernos con ritmos que aparentemente habían quedado sepultados en el olvido. Y aquí nace la pregunta, ?Qué motiva a los jóvenes a la revisión de temas antiguos como "Juaneco y su combo", "los mirlos", "Chacalón", etc.? Que por cierto, han desencadenado estruendoso éxito en todas las esferas sociales. Será acaso una especie de nostalgia por el pasado lo que motiva a recrear añejos ritmos y raíces. Sin embargo, ?cómo se puede hablar de nostalgia por el pasado entre jóvenes que nunca vivieron esa época?. Aún esta interrogante y otras merecen un mayor análisis.
Mientras tanto, los peruanos tienen en esta ocasión, la oportunidad de desprenderse de algunos traumas históricos y crear una identidad comunitaria que les permita seguir creciendo de manera solidaria.

11/15/2008

La imaginación en forma de paloma

Siempre he tenido la sensación de que cuando se quiere expresar contenidos abstractos, ya sean ellos sentimientos, emociones, o pareceres, las palabras incluidas en el diccionario nunca son suficientes. Sin embargo, cuando uno expresa una pasión sincera, las palabras son las que menos importan y son las expresiones silentes, los gestos audaces, las miradas apasionadas las que vehiculan aquella compleja información en el lenguaje más depurado que pueda existir.
Por ello este post no es sino un intento que nace ya fallido, al tratar de expresar mi sentir por mi compañera, mi amiga, mi cómplice, mi esposa.
Mi papá aún suele decir que una buena esposa es fundamental para el éxito de cualquier familia, y yo no podría estar más de acuerdo.
En mi caso, mi esposa no sólo es la timonel que cuida que nuestra pequeña embarcación no zozobre y vague a la deriva, es también el motor, el mástil, la coraza, etc. y yo, quizás con mis aportes en esta jerarquía, no llegue ni a grumete.
No conozco a nadie que tenga los determinación que tiene mi esposa, la valentía, la capacidad y la inteligencia de hacer posible incluso, los sueños inalcanzables.
Yo no puedo decir que soy su socio en aquellas aventuras que a simple vista parecen disparatadas, tal vez sólo podría decir que soy aquel individuo que sucumbe en la seducción de aquella ninfa que promete el cielo y lo único que pide es compañía.
Lo que me deja cada vez más perplejo es que en cada promesa, cada ofrecimiento y cada sueño, ella es capaz de conducirnos por aquellos mares bravíos con la habilidad y destreza de una experta, siendo ella, sólo una persona que confía en su corazón.
Quizás yo no tenga el genio de comunicar lo que mi alma me dicta, y aunque podría citar las más fantásticas y estilizadas frases de renombrados escritores románticos, eximios en el arte de construir frases valentinianas, concebidas para derretir a cualquier mortal como a un chocolate bajo el sol, sigo pensando que aún ellas no serían suficientes. Y seguiré pensando que es el lenguaje de los sentimientos, para lo cual no hay palabras suficientes, lo que más dice.
Mi anhelo es que mi esposa y yo sigamos interpretando nuestros silencios en aquel lenguaje eterno, tan bien como hasta ahora.Como siempre seguiré confiando en su imaginación, que tiene alas propias y no respeta fronteras. Y seguiré pensando que la mejor parte de mi, es ella.


11/10/2008

Seiji Kun

La fotografía es un nuevo pasatiempo del que estamos disfrutando en companía de uno de nuestros mejores amigos. Seiji, soltero, ingeniero de profesión, trabaja en la empresa Canon y es uno de los encargados de diseñar y desarrollar los nuevos proyectos sobre lentes para cámaras profesionales. La particularidad de Seiji es que siempre anda armado de su cámara canon de 8,500 cocos que hábilmente desenfunda cuando presiente que la foto de su vida será la siguiente. Su pasión es la fotografía y su sueño es poder vivir en Ecuador, fotografiando la naturaleza al lado de su amada Soledad, una ecuatoriana buena moza que lo dejó cautivado en uno de sus viajes al Cotopaxi. Desea vivir austeramente y mantener a la familia fotografiando bodas. Mientrás ello ocurra, nosotros seguimos disfrutando de Seiji, la naturaleza y nuestra nueva afición.


Los resultados

La cigüeña jubilada

La tasa de natalidad en Japón se contrae cada vez más y entra a niveles preocupantes. Se estima que en los próximos 50 años, Japón habrá perdido un gran porcentaje de su población. Este fenómeno responde a la baja natalidad y al bajo porcentaje migratorio. Lo cual ocasionará conflictos económicos y sociales en un futuro no muy lejano.
Los efectos del declive poblacional son mejor apreciados en las ciudades pequeñas. Las cuales tienen un contraste muy grande con las ciudades cosmopolitas, abarrotadas de gente, donde las muchedumbres se abalanzan por las mañanas a oficinas, escuelas, etc., mientras en los pueblos pequeños en el interior del país, cada día se les va la alegría, pues diariamente las grandes ciudades absorben a cientos de jóvenes, dejándolas, exhaustas, quizás desahuciadas. Además, muchas de las parejas japonesas han decidido nunca tener niños, así, evitarse el esfuerzo y gasto de crianza y educación, prefiriendo viajar por el mundo, disfrutar de su mutua compañía, y envejecer sin contratiempos.
En lo particular me parece inconcebible y egoísta que una pareja descarte la posibilidad de tener descendencia, lo cual es muy frecuente en Japón, tal vez porque casi todas las familias que conozco están conformadas por al menos cuatro o cinco miembros. Mi propia familia pertenece a esos grandes clanes en donde los familiares en las fiestas cumpleañeras, matrimonios, reuniones familiares, etc., conforman la mayoría. Si bien es cierto las familias grandes están cargadas de problemas y un sin número de contratiempos. Lo cierto es que también son fuente de riqueza espiritual, solidaridad, alegrías y penas compartidas, etc.
Siempre me pareció interesante ver que las familias numerosas eran verdaderamente el reflejo de la sociedad. Los hermanos y hermanas, casi siempre tomando bandos, formando subgrupos o facciones que los fortalecen o simplemente se unen porque solos los harían papilla. Juntándose estratégicamente para recibir un mejor trato, un mejor estatus en la familia o nuevamente, para no ser pisoteados por los mayores, que son los que al final tienen más fuerza y terminan por acabar cualquier expectativa de un certero cocacho. Casi siempre en las disputas fraternales, la voluntad del más fuerte se impone.
Felizmente, yo pude apreciar todo esto desde un ventanal muy cómodo, viendo aquellas batallas épicas entre mis primos, que se disputaban naderías como si fueran símbolos de poder y jerarquía. Algunas veces no habían razones aparentes de por medio, pero cuando saltaba alguna gresca, poco importaban los argumentos para arremeter contra el contrincante de turno. Aquellas disputas sólo eran calmadas con los benditos poderes de un San Martín de cinco puntas que se colgaba en la pared de la recámara principal de la familia. Al grito de "cuidado que trae el chicote" todos salían disparados, tratando de escapar de la ráfaga de latigazos que repartía indiscriminadamente, en el mejor de los casos, el jefe de familia que con san martín en mano y unos pocos gritos calmaba las cosas y en el peor de los casos la jefa de la casa que con los ojos obnubilados por la inconducta de su prole, dejaba de lado todo su amor maternal y se convertía en el policía rompe-manifestaciones que ansiaba dejar unos cuantos ramalazos en las aún tiernas nalgas. No escabapa nadie de aquellas inolvidables palizas, e incluso los espectadores accidentales de aquellos sucesos, que sin ser culpables, recibíamos nuestras cuotas de chicotazos tan sólo por haber estado mal parados en el lugar equivocado. Al final, cuando todos estaban a buen recaudo y nuevamente reunidos, las causas que habían originado las disputas, estaban olvidadas y entre todos los hermanos, más sólidos que nunca, arremetían contra el primo o prima de turno que había recibido aquellos accidentales chicotazos y nos convertían en blanco de las burlas, bromas y demás ocurrencias.
Quizás los tiempos de familias numerosas, quedarán como un recuerdo en el futuro, y los historiadores del siguiente siglo, observarán extrañados las enrevesadas y caprichosas formas de convivencia familiar. Quizás mi nieto o nieta, hijo de mi único hijo o hija jamás puedan imaginar como fueron aquellos tiempos de familias enormes llenas de alegría que quedarán en la nostalgia, y quizás yo nunca termine de entender al Japón de hoy que al no tomar conciencia y renovar su población se hace un lento y certero harakiri.

10/30/2008

En Octubre no hay milagros

La primera vez que me familiaricé con el Señor de los Milagros fue debido a una obra que me obligó a leer un profesor de literatura en tercer año de media. Mi viejo raudamente me consiguió la obra quien sabe pensando que si no actuaba rápidamente, mi motivación por leerla se desvanecería por la espera. La susodicha obra no estaba precisamente cargada de fervor religioso, por el contrario contaba la historia de varios personajes bastante mundanos de la clase olvidada en la Lima de los 70 en medio de las festividades de Octubre. Su autor, Oswaldo Reynoso, me cautivo por lo irreverente de su estilo y la crudeza del lenguaje. "En Octubre no hay Milagros" es el título de la obrita y que traigo a colación pues aunque, en ese tiempo, estando mi universidad a pocas cuadras de las Nazarenas, este ritual religioso que atrae a cientos de miles de personas anualmente no caló lo suficiente en mi, quizás porque mi mente, como la obra, andaba más ocupada pensando en la cultura popular, en lo criollo, la colmena, las inquilinas de Caylloma, el show de la barra, los ambulantes, el cine portofino, etc. que en la religiosidad y las tradiciones centenarias. La festividad del Señor de los Milagros ha cruzado fronteras y múltiplicado sus devotos en el mundo. Existen trabajos muy bien documentados del Señor de los Milagros en New Jersey, Milán, Barcelona, ect. Ahora que vivo en Japón muestro en fotos como es que se vive esta fiesta religiosa en estas islas.


Señor de los Milagros de Kakegawa


La particularidad del Cristo de Kakegawa son las facciones orientales del rostro. El pintor, un Japonés, plasmó en el lienso las facciones que le eran familiares, añadiendo a esta fiesta religiosa el toque japonés. Muestra del hibridismo que se aprecia en muchas de las expresiones culturales que los inmigrantes traen consigo y debido a las claras variaciones del nuevo contexto social y geográfico, sufren un proceso de adaptación y recreación cultural, añadiéndo en ellos elementos locales representativos que son utilizados para la reestructuración de sus identidades.






Señor de los Milagros de Hamatsu, Shizuoka.



10/27/2008

El viejo álbum de fotos y los amigos de siempre

El álbum de fotos de recuerdos que casi todos tienen y que supone registra los eventos importantes de nuestro caminar en este mundo, en mi caso caprichosamente se ha querido extraviar, como aquellos recuerdos que sin su ayuda, ya distantes en el tiempo, se han perdido para siempre. Recuerdo que la última vez que vi aquel álbum, ya sepia y descolorido, aún guardaban unas cuantas fotos que registraba el bautizo colectivo del que sufrimos mis hermanos y yo, cuando ya éramos grandes y los padrinos ya no tenían la necesidad de cargarnos hasta la pila de agua bendita, pues con 16, 14 y 7 quizás los hubiésemos cargado a ellos.
Otra de sus gruesas páginas registraba mi primera comunión, en el cual parado en el pasadiso central de la iglesia y con el fondo del modesto altar principal de la ciudad donde pasé mi primera infancia y aprendí a vivir en mi propio mundo.Vestía un horrible traje verde agua, sostenía una vela blanca y se repetía la misma expresión en mi rostro que reflejaba el fastidio y rechazo de hacerme participar en un evento religioso del cual nunca pedí ser parte.
Una de las fotos que tengo grabada en mi mente es una en la cual estoy parado al pie de una escalera de madera, que comunicaba las dos plantas de una vieja casona, vestía un sueter amarillo, y un pantalón a rayas con miles de colores que siempre me gusto y quizás revelaba en él, mi fascinación por la pluralidad.
Aquel viejo álbum debió ser la víctima más sensible de las múltiples mudanzas que vivimos y como muchas otras cosas que alguna vez formaron parte de nuestras vidas, fueron dejándose olvidadas o abandonadas. Ahora, empapado de añoranzas, ya de ello no queda sino sufrir la nostalgia de su ausencia.
Felizmente nuestra existencia está estructurada en base a redes sociales que nos permiten, con mucho alivio, ver que si ya nuestras fotos preciadas de la infancia se han ido para siempre, y ya no hay mas registro de nuestra historia en el rincón familiar, aún permanecemos involuntaria y desapercibidamente en las fotografías de nuestros amigos.
Ahora que resido tan lejos del lugar donde crecí, de cuando en cuando me asaltan aquellos recuerdos que me alegran o entristecen, dependiendo de su condición, y doy cuenta de que aquellas imágenes son joyas invaluables, las cuales si se consiguen ocupan un lugar predominante en un nuevo álbum que con emoción voy construyendo.
Hace una semana, Toño, un amigo de la infancia y Payasito un tiempo atrás, me enviaron unas fotos de aquellos tiempos dorados que rememoran aquel pasado compartido. Considero que el fastidio de buscarlas, escanearlas y enviarlas no hacen sino confirmar y reafirmar nuestra amistad.

De pie, de izquierda a derecha, Chamaco, el Enano, Toñito, este peregrino, Kunko y chino Pipo. De rodillas, Cajita y el travieso y aún inberbe Ñeko.

Profundidad epistolar en tiempos del mouse

A diario recibo una cuantiosa suma de correos que abultan mi ya larga lista de mensajes que permanecen apilados en mi bandeja de entrada, el noventa por ciento de ellos son de personas que divertida, amable, e ingenuamente reenvian correos cadena, en una amplitud de categorías. Los hay cursileros, de espanto, tiernos, caricaturescos, espirituales, sensuales, y de una larga lista de topicos que sería tedioso nombrarlos.
Los llamados correos cadena van ganando adeptos que se multiplican frenéticamente en el ciberespacio, y aunque quizás la única intensión de sus remitentes, sea enviar señales subliminales para lograr que los amigos los quieran más, no cabe duda que para muchos, el ver la bandeja infestada de correos de gélido contenido, produce exactamente el efecto contrario al ansiado por los bien intensionados remitentes.
Se les puede atribuir a este genero pseudo epistolar, una serie de atributos entre los que resaltan su capacidad de encontrar seguidores con singular facilidad y su funcionalidad de boomerans, pues de acuerdo a las experiencias empíricas, regresan a sus remitentes luego de haber dado tal vez un par de vueltas por el mundo cargando firmas adherentes de Sidney, Camberra, Kuala Lumpur, Los Angeles, etc.
Llevo ya mucho tiempo sin que aquellos mensajes me causen molestia, irritación o fastidio, por el contrario comprendo que forman parte ineludible en el constante rediseño y ajuste de las desconcertantes variaciones comunicacionales. Quizás no exista una respuesta única y concreta de su popularidad pero intuyo que en tiempos donde las máquinas irrumpen con más ímpetu en nuestra cotidianeidad, el facilismo y la sistematización de las labores tienen sus efectos; entre ellos el desgaste del lenguaje en su forma escrita, no sólo en su forma tradicional del papel y el lápiz, sino también en su versión mas moderna "el teclado". Pues con más rapidez estos se convierten tan solo en recipientes de pelusa y migas trasnochadas; perdiendo terreno ante quien, con cada vez más autoridad, se convierte en el rey de nuestras aventuras cibernéticas, su majestad, "el mouse".
No soy un verdugo ceñero con los mensajes que infestan mi mensajería. Sin embargo, estos mensajes son escrutinizados de acuerdo a una jerarquía subjetiva de remitente y lo cautivador del título, y si luego de este raudo test llaman mi atención, pasan a una segunda etapa que es darles una pasada de vista fugaz y comprobar si el contenido merece ser revisado. Los que no pasan por esta sensible evaluación son condenados a su inmediato aniquilamiento, y enviados a la papelera, a sufrir indiferencia y olvido.

8/27/2008

El niño que no paraba de soñar

Cuando pequeño siempre había imaginado ser grande, ya de grande nunca imaginé lo difícil que podía ser esa tarea. De pequeño soñaba en las cosas que haría y que nadie impediría que fueran realizadas, soñaba en poder descubrir todo aquello que de niño no podía ni debía descubrir (dada mi condición de niño), en visitar aquellos lugares que no podía visitar y me hubieran fascinado verlas desde una perspectiva más temprana, ver aquellas cosas que no podía ni debía ver y decir aquellas cosas que cuando las decía me caía la censura de los adultos, indignados por las malacrianzas de aquel niño flaco y enjuto que sólo soñaba con ser grande. "Todo a su tiempo", me repetían hasta el cansancio, "ya llegará tu turno" con un tono de fastidio por mi ya cosabida impaciencia, eran las prédicas habituales que aún retumban en mi cabeza cuando navego atrás desfiando a la máquina del olvido, como es que yo llamo a mi no tan dotado cerebro.
De cuando en cuando vienen a mi mente, remolinos que arrastran recuerdos y que aleatoriamente dejan esparcidos fracciones y pedazos rotos de mi infancia, que formaron parte de aquella gran historia (como es que me gusta imaginarla) que había montado cuando media menos de un metro y me dejan aún más angustiado al saber que no sólo no recuerdo lo maravilloso que fue esa época, sino que quizás me convertí en lo que jamás hubiera querido ser de grande.
Pero llegar a ser lo que soy ahora, lo cual es equivalente a casi nada, me tomo muchos años de vagar en el limbo, en una especie de naufragio perpetuó en el que no llegaba nunca a la playa y en la que sólo trataba de negar el hecho que estaba siendo deborado por la marea. La transición habitual de niño a joven y de joven a adulto no sólo fue esquiva cronologicamente pues lo cierto es que crecí, pero no considero que mi desarrollo físico haya seguido una concordancia con mi desarrollo mental.
Adulto fuí cuando inicio aquel viaje a las antipodas de mi mundo, pues es donde inicio mi vida en la antitesis de mi desarrollo y es donde aprendí que tengo muchos desafios y retos que vencer. Y aunque como dije al principio de este post, jamás imaginé lo difícil que era ser grande, es también aquí, en la adultez, donde siento que aquella imaginación que tuve de niño, a pesar de ser adulto, está volviendo a despertar.

7/03/2008

La Selva Peruana y el Manu

En Julio del 2007 mi esposa y yo decidimos hacer un viaje a la selva del Perú, lugar en el cual nunca antes habíamos estado. Nuestras retinas no dejaron de maravillarse ni un instante con aquel paraiso terrenal en un estado de conservación casi incólume. Lo cual no es sino una provocación para el hombre, en su infatigable busqueda de leguleyadas que le permitan transformarla y finalmente destruirla, como ya ha ocurrido con millones de hectáreas de selva peruana. Esperemos que los amantes de la naturaleza alcen su voz de protesta antes de que eso ocurra.

5/08/2008

Sobre nuestra dependencia en Japón

Llevo ya casi cuatro años en Japón y a simple vista podría decirse que soy casi un experto en recorrer sus complejas ciudades, utilizar la maraña de redes ferroviarias que conduce a nuestros destinos, dialogar con sus habitantes, descifrar gestos y actitudes, pero acaso se podría decir que he alcanzado un nivel de independencia holgado en éstas islas?.
Aquella independencia de la que trato de discutir ahora no es la que te otorgan de iure las leyes, tampoco la independencia económica, pues por demás está decir que incluso inmigrantes recién llegados a Japón, que no gozan de ninguna experiencia migratoria previa, en su mayoría, son capaces de desempeñar trabajos manuales (debido a su falta de japonés es casi imposible que realicen otro tipo de trabajo, y dado el escaso vocabulario del japonés esto los condiciona a ser dependientes de otros que dominan mejor el idioma). Pero que a pesar de todas estas deficiencias les permite acariciar cada mes una pequeña fortuna que ilusamente les hace pensar que el dinero dura para siempre, claro al final del mes y después de haber desperdigado mundanamente aquel sueldo imposible en el país de origen, luego de palpar y sentir vacíos sus bolsillos, sucumben en el arrepentimiento y la subsecuente reflexión de "empezaré a ahorrar desde mi próximo sueldo" lo cual es olvidado tan rápido como haya liquidez en sus cuentas de banco.
Hago este comentario de los newcomers, pues en cierta forma es la manera de actuar de la mayoría de extranjeros que llegan a Japón, y en el caso de los peruanos, que bordean los 60,000 mil, la historia no es muy diferente. La reflexión en todo esto recae en si los peruanos en Japón han alcanzado aquella independencia que tanto se ansía cuando se reside en un país extranjero, libertad de desplazamiento, de expresión, de culto, etc en sus mas variadas formas.
Desafortunadamente esta pregunta no es difícil de responder, y digo que la respuesta es desventurada porque a comparación de otras latitudes, donde las comunidades peruanas han encontrado las formulas que le permiten arraigarse a los lugares donde residen, la realidad de los peruanos en japón es bastante distinta. Un ejemplo claro lo dan los peruanos en Nueva York que mostrando su identidad y luciendo su origen, desempolvan las banderas blanquirojas y salen a festejar a lo grande 28 de julio o en octubre sacan a pasear al señor de los milagros, pero también han ido incorporando a su bagaje cultural costumbres eminentemente locales, dado el roce constante con la cultura local.
Es cierto claro que la comunidad peruana en Japón encuentra muchas trabas que no le permiten solidificar y estructurar una comunidad mejor organizada, como la desventaja del idioma, el desconocimiento del medio donde se vive, la falta de información, la dispersión de los miembros, entre otros, lo cual hace imposible que individual y colectivamente alcancen una independencia real en éstas islas.

3/14/2008

Japón del siglo 21

Quien no se ha topado algún día con la idea de residir fuera de su lugar de origen, a quien no se le ha atravezado por la mente aquella posibilidad de emigrar a un destino que le otorgue lo que la propia tierra le niega o con amargura no tiene. Que familia no tiene al menos a uno de sus miembros engrozando las estadísticas migratorias, Quien no conoce la experiencia de un vecino o el amigo del amigo que se fue hace tiempo. El modelo irrefrenable de la globalización en donde el flujo migratorio humano parece irreversible, irradia con su influencia, como una gripe que infecta