Que sería del mundo sin desafíos.¿Verdad, Mia?

Algunas veces hay cosas para las que no tenemos explicaciones. Algunas veces las fuerzas de la naturaleza se equivocan de tal manera que nosotros, simples mortales, no tenemos más remedio que sufrir sus caprichosos designios. Para los que ya andamos en este mundo, quizás es más fácil asimilar esta imperfecta realidad, pues sabemos que está hecha de inequidades. Mientras para otros pareciese que fuese mucho más injusta, pues sin siquiera haberle dado un vistazo, les esperan arduas batallas y guerras que darle a esa naturaleza abusiva y a esa abrumante realidad que se ha enzañado con ellos.

Entre esos desafortunados, está Mia, que sin saber aún lo que le espera, navega apaciblemente en aquel mar privado que le brinda su madre (que no es más que el líquido amniótico en el que está zambullida), pero que algunas veces, como si fuese consciente de lo que ocurre e impulsada por la adrenalina, quebrando la monotonía de aquel calmo y reposado mar, con movimientos rápidos y violentos, pareciese decir, "acá estoy, dispuesta a dar mucha pelea".

A Mia, aún en el vientre de su madre y con tan solo seis meses, le han diagnosticado serios problemas cardiacos. Según los doctores no hay causas aparentes, sólo un error frecuente de la naturaleza, pues de cada 100 niños, uno nace con problemas cardiacos.

Por estar aún su corazón muy pequeñito, los doctores no pueden dar aún un diagnóstico concluyente, y tampoco es factible determinar con precisión el tipo de enfermedad que la aqueja. Sin embargo, se puede apreciar en las ecografías que la pared que separa los ventrículos tiene un agujero por el que la sangre que regresa del cuerpo para ser oxigenada, se mezcla con la sangre que viene de los pulmones. También se ha podido apreciar que las arterias no guardan las proporciones adecuadas, siendo una más grande que la otra, aún sin determinar cual es cual.

Para Mia, la primera bocanada de aire que trague el día que nazca, será el amargo inicio de una carrera a contra reloj por su vida, será ahí cuando su corazón, ya sin la ayuda de su madre, tendrá que luchar latido a latido, por aquel deseo intenso que tenemos sus padres, de ver cientos de miles de sonrisas dibujadas en su rostro a lo largo de su vida.

Para nosotros, sus padres, es terrible saber que un ser tan pequeñito deba de ser sometida a tan terrible prueba y día a día deseamos que las horas se alarguen (Los doctores han dicho que mientras más tiempo su madre pueda protegerla en su vientre será lo mejor, pues tendrá más posibilidades de desarrollar su cuerpo, y por ende estará mejor preparada para sobrellevar las operaciones).

De aquí en adelante, a Mia y a su madre, les esperan rigurosos exámenes. Quizás en algunos de ellos, los resultados serán capaces de devastar nuestros espíritus, tal vez en otros nos seguirán dando esperanzas para no desmayar en este triste desafío que nos ha deparado la vida. Pero estamos seguros que a pesar de la apariencia de devastados que puedan dar nuestros rostros y corazones, la realidad será distinta, y no hay ni habrá fuerza que evite que sigamos luchando por nuestra bebe.

Finalmente, querida Mia, si bien es cierto que en este momento aciago, los tres tenemos los corazones partidos regados por el piso, es mucho más cierto querida hija, que de los pedazos confundidos de nuestros corazones partidos, haremos tres nuevos pegados con nuestro amor, que latirán al mismo ritmo, más fuertes que nunca.

.

.

Pdta. No hice este post pensando en que a alguien le fuera a dar pena esta situación, hice este post porque confío que un pensamiento positivo, un buen deseo, una oración, un aliento fraterno es lo que necesita Mia para salir adelante. Gracias.